La atención personalizada y disponibilidad de PubliSolar hace que el cliente no tenga preocupaciones y se le faciliten las gestiones. Serafín sufrió dejadez y abandono por parte de una empresa que le instaló placas solares, encontrando “otro mundo” en nosotros. En cuanto al ahorro, pasó de pagar 170 euros de media a 40  

No lo decimos nosotros, lo dicen ellos. ¿Quiénes son ellos? Ahorro económico y calidad de servicio. Disponibilidad y atención en todo el proceso. Nuestros fieles clientes cuya cercanía acaba convirtiendo el lazo en una relación de amistad. Son innumerables las instalaciones que el equipo profesional de PubliSolar realiza a lo largo de los días, semanas y meses, tanto que finalizado el año tuvo que ampliar su plantilla en todos las áreas para dar la mejor atención y servicio. Ya lo dice nuestro CEO Antonio Molina: “Si hay que visitar a un cliente un fin de semana, nos personamos en su casa”.

Serafín fue el claro ejemplo de vivir esta filosofía tras verse engañado por una empresa que, supuestamente, se dedicaba a la puesta en marcha de instalaciones fotovoltaicas. En 2016 le instalaron nueve paneles y baterías, además de montarle un sistema de conexiones que le ha dado muchos quebraderos de cabeza. “Los tres primero años fueron muy bien, pero últimamente los llamaba para cualquier cosa, una avería o para un simple mantenimiento y hacían caso omiso a nuestras indicaciones”, expresa Serafín que además contaba con 10 años de garantía en su instalación. 

Papel mojado. Solo en una ocasión, afirma, que le visitaron después de sus incesantes llamadas. “Vinieron y me cobraron un dinero bastante elevado (300 euros) para decirme que había un fallo de batería y que tenían que colocar más paneles”, cuenta el cliente, aunque no volvió a verles la cara y cuando conseguía contactar con ellos y se daban cuenta de que era él le colgaban el teléfono: “La última vez llamé para un panel que está averiado, tengo 10 años de garantía y no hicieron caso de nada”. Cuando cobraron no volvieron más ni cogieron el teléfono, en cuanto saben que es él le cuelgan…una pena de trato e informalidad.

Un abismo de formalidad, preocupación y efectividad 

Ello en cuanto a lo visible y la relación. “PubliSolar es otro mundo aparte, una diferencia de efectividad y responsabilidad enorme. Me hicieron una nueva instalación, arreglaron todo el cableado, todo online ya que no había nada automatizado…”, manifiesta Serafín. ¿De qué se percataron los profesionales de PubliSolar desde que aparecieron en su vivienda? No había protecciones en el cableado, no estaba homologado, además de que todo estaba metido en una caseta de metal sin un cuadro eléctrico que protegiera las conexiones, un panel estaba quemado porque el montaje y esquema que hizo la anterior empresa no fue correcto, existía un desequilibrio de voltajes; y las cajas de agua estaban sucias y liadas con cinta aislante…

Ahorro económico y calidad de servicio

Disponibilidad y atención en todo el proceso. Antonio Molina lo resumen en un “claro ejemplo de cosas mal hechas, con poco cariño y poco conocimiento”. El servicio con el cliente siempre se basa en la necesidad y la urgencia que tenga el cliente. “La seriedad, la formalidad y la preocupación es otro mundo. Estoy muy contento, con estos servicios se mira por la naturaleza y por el bienestar humano, Andalucía es una tierra privilegiada y hay que aprovechar la energías renovables”, reseña Serafín, que antes pagaba unos 170-180 euros como mínimo y ahora ahorra bastante ya que paga el mínimo de luz del contador, sobre unos 35-40 euros. 

Como bien sabemos, una de las principales ventajas de esta tecnología y con la que trabajamos en PubliSolar es utilizarla para el autoconsumo. Desde la empresa, gracias a nuestros servicios de fotovoltaica y asesoramientos energéticos, ayudamos a las personas a reducir la facturación de las compañías eléctricas. Si tiene algún tipo de duda o necesita información acerca de ello, póngase en contacto con nosotros en el 696 107 971 (incluido Whatsapp), a través del correo info@publisolar.es.

Redacción Vere Álvarez N.